viernes, octubre 05, 2007

Baile

Se encendieron las luces. Se paró la música. Se acabó el baile.
No sé si es una despedida. No se si durará lo suficiente como para decirte adiós, o hasta luego. O hasta siempre. O hasta nunca.
Es difícil bailar. Complicado cuando intentas llevar el ritmo, pero tu pareja de baile ni siquiera quiere bailar. Ni siquiera escucha la música.
Recuerda: toda la sala mirándonos. Y nosotros bailando un vals de Wagner. Será un bonito tesoro al que aferrarse las tardes de invierno, algo en lo que pensar cuando oigas repicar la lluvia otoñal en la ventana. O cuando mires viejas fotos preguntándote: ¿qué estará haciendo ahora...?
Esperemos que bailando de nuevo, al son de un tranquilo acorde de una vieja guitarra rota por el tiempo y la distancia.

martes, octubre 02, 2007

Desamores

Anoche, después de El Larguero, me quedé escuchando un rato la radio. A pesar de que aborrezco la versión televisiva de este tipo de programas, a veces me llaman la atención algunas llamadas de oyentes contando anécdotas curiosas. La primera llamada de ayer fue de un tal Mario, contando que estaba contento de querer a alguien. Hasta ahí bien, pero comenzó a despotricar contra los que él llamaba fracasados. Fracasados de la vida, decía, por aquellos que sufrían de desamores y desgracias relacionadas con el amor. Que él era feliz y que no entendía ese tipo de contratiempos peliculeros. Querido tocayo: en el amor no se elige. Por desgracia, y por lo tanto, en el desamor, tampoco. Porque si no, no habría desamores. Todo resultaría demasiado fácil. Qué fácil lo pintan los enamorados, y qué difícil los desengañados.
¿Qué hay peor que un desamor? Que me trates como a un perro...