martes, marzo 28, 2006

Como el viento de poniente

Lo que no tira el hombre, lo tira el viento. Y si no, caerá por su propio peso. Dejar que pase el tiempo, saber esperar, recoger lo sembrado y échate a dormir. Y no pierdas la esperanza, sé optimista y cuenta que la cosecha será buena. Trabájalo, día a día, no descuides el más mínimo detalle. Que toda planta reciba su ración diaria de agua y luz. Crecerán felices, y aunque finalmente acaben con el tallo roto, tú sabrás cómo mejorar la cosecha el año que viene.

Llega el punto en que no sabes qué hacer. ¿Crees en el destino? ¿Cómo puedes tener la certeza de que algo llegará a suceder? Asegúrame que mañana saldrá el sol, y yo bajaré la luna a tus pies.

Sólo, en una isla rodeada de gente. Corren, gritan. Te buscan, pero sólo yo te encontraré. Conocer el camino, la amplitud de los pasos y su frecuencia es importante. Pero no mires atrás, ya que no hay cosa peor que arrastrar los fantasmas del pasado. Olvida lo que has aprendido hasta ahora.
No crece igual el trigo que un cactus.
Y cuídate de las plantas silvestres.

No vuelvo a nadar en los mares de trigo, que se ensucia el pan...

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